25 de noviembre de 2011

El Regalo


Un día, paseando por la calle, decidí comprar un regalo para mi amigo. En eso vi en un escaparate, que vendían EL SOL.

Entré a preguntar. El precio me pareció atractivo. Y decidí comprarlo para que mi amigo tuviera siempre una luz que le guiara en el camino y una fuente de calor que mantenga cálido su corazón.

Cuando estaba a punto de pagarlo me di cuenta de que el sol es de todos y todos tenemos derecho a él. Sería injusto que una sola persona lo tenga para sí, ya que todos necesitamos de una guía que nos oriente.


En otro escaparate vi en oferta: LA LUNA. Se me ocurrió regalarle la Luna ya que es refugio de pasión de los enamorados y fuente de inspiración de los poetas. Imaginé regalársela para que siempre recuerde que una persona lo quiere y siempre está presente, recordándole cada noche y velando los sueños que anhele alcanzar.

Cuando estaba próximo a pagar, analicé y pensé que, si le regalaba la Luna, se acabarían en el mundo tantos poemas hermosos inspirados por ella, y daría por muerto el romanticismo.

Seguí caminando y vi en otro local LAS ESTRELLAS.

Pensé en comprar una docena para hacerle un collar y rodear su cuello con ellas.

Cuando estaba escogiendo las más brillantes, recordé que, si tenían un tesoro así, las personas verían en su pecho el destello de las estrellas sin descubrir la brillantez de tu corazón.

Entonces ¿qué podría regalarle?

¿Cuál sería el regalo más hermoso del mundo?
Finalmente vi en un carrito ambulante una Rosa y opté por comprársela.

Una Flor tan pequeña como frágil pero llena de Amistad.

Amistad que Iluminará tu corazón más que el sol.

Amistad que te Inspirará siempre más que la luna.

Amistad que destellará más intensamente que las estrellas.

EL MEJOR DE LOS REGALOS ES UNA AMISTAD QUE SE ENTREGA DESINTERESADAMENTE.


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