30 de abril de 2012

UNA AMIGA


Tengo una amiga. Bueno, tengo algunas más, pero solo voy a hablar de una en particular. Esta es bella, siempre te da ánimos y si no fuese por ella, que siempre está ahí cuando la necesitas, no se podría seguir adelante. Ella encuentra en el momento justo las palabras adecuadas, sabe como abrirte una puerta cuando todas están cerradas, sabe iluminarte cuando todo ha quedado oscuro. Te ofrece su mano para que sigas caminando, a pesar de que el camino pueda parecerte tortuoso, ella puede enseñarte a esquivar los obstáculos, si te caes, simplemente te ayuda a levantarte.

Pero tú eres quién tiene que mantener esa amistad, no puedes ignorarla, ni mucho menos abandonarla. Hay que cuidarla porque es muy importante tenerla como amiga, si no se siente querida, sencillamente se va y entonces estás perdida. Caerás en el abismo de la soledad, pero de la soledad no deseada, de la soledad gris y dolorosa y sin su ayuda, es muy difícil salir de la oscuridad, del dolor y de la incertidumbre.

Quiero que todos la conozcáis, que la tengáis como vuestra amiga y que sepáis valorarla y respetarla. Ella viste de verde, del verde del campo, de primavera, de mayo. Ella es inmensa como el sol, es blanca como la luna, te hace ver los colores del arco iris. Ella es muy importante.

Su nombre es …ESPERANZA.
MAITE NAVARRO DÍAZ (Usuaria Psicóloga Emocional)


28 de abril de 2012

AHUYENTAR A LOS FANTASMAS


Durante años Hitoshi intentó - inútilmente - despertar el amor de aquella a quien consideraba ser la mujer de su vida. Pero el destino es irónico: el
mismo día que ella lo aceptó como futuro marido, también descubrió que tenía una enfermedad incurable y le quedaba poco tiempo de vida.

Seis meses después, ya a punto de morir, ella le pidió:

- Quiero que me prometas una cosa: que jamás te volverás a enamorar. Si lo haces, volveré todas las noches para espantarte.

Y cerró los ojos para siempre. Durante muchos meses, Hitoshi evitó aproximarse a otras mujeres, pero el destino continuó irónico, y él desucbrió un nuevo amor. Cuando se preparaba para casarse, el fantasma de su ex amada cumplió su promesa y apareció.

- Me estás traicionando - le dijo.

- Durante años te entregué mi corazón y tú no me correspondías -respondió Hitoshi - ¿No crees que merezco una segunda oportunidad de ser feliz?.
Pero el fantasma de la ex amada no quiso saber disculpas, y todas las noches venía para asustarlo. Contaba con todo detalle lo que había sucedido durante el día, las palabras de amor que él había dicho a su novia, los besos y abrazos que se habían intercambiado.

Hitoshi ya no podía dormir, así que fué a buscar al maestro zen Bashó.

- Es un fantasma muy listo - comentó Bashó.

- ¡Ella sabe todo, hasta los menores detalles! Y ya está acabando con mi noviazgo, porque no consigo dormir y en los momentos de intimidad con mi amada me siento muy inhibido.

- Vamos a alejar este fantasma - garantizó Bashó.

Aquella noche cuando el fantasma retornó, Hitoshi lo abordó antes de que dijera la primera frase.

- Eres un fantasma tan sabio, que haremos un trato. Como me vigilas todo el tiempo, te voy a preguntar algo que hice hoy: si aciertas abandono a mi novia y nunca más tendré mujer. Si te equivocas, has de prometer que no volverás a aparecer, so pena de ser condenado por los dioses a vagar para siempre en la oscuridad.

- De acuerdo - respondió el fantasma, confiada.

- Esta tarde estaba en el almacén y en un determinado momento cogí un puñado de granos de trigo de dentro de un saco.

- Sí, lo ví - dijo el fantasma.

- La pregunta es la siguiente: ¿cuántos granos de trigo tenía en mi mano?.

El fantasma en ese instante comprendió que no conseguiría jamás responder la pregunta. Y para evitar ser perseguido por los dioses en la oscuridad eterna, decidió desaparecer para siempre.

Dos días después Hitoshi fue hasta la casa del maestro zen.

- Vine a darle las gracias.

- Aprovecha para aprender las lecciones que hacen parte de esta experiencia - respondió Bashó.

"En primer lugar, aquel espíritu volvía siempre porque tenías miedo. Si quieres alejar una maldición, no le des la menor importancia."

"Segundo: el fantasma sacaba provecho de tu sensación de culpa: cuando nos sentimos culpables, siempre deseamos - inconscientemente - el castigo."

"Y, finalmente: nadie que realmente te amara te obligaría a hacer ese tipo de promesa. Si quieres entender el amor, aprende la libertad."

PAULO COELHO

26 de abril de 2012

16 de abril de 2012

ME DOY PERMISO PARA (Reflexión)


Me doy permiso para separarme de personas que me traten con brusquedad, presiones o violencia,
de las que me ignoran, me niegan un beso, un abrazo...

No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque vengan de mis padres o de mi marido, o mujer.
Ni de mis hijos, ni de mi jefe, ni de nadie.
Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser “el alma de la fiesta”, el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor
humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado.
Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso.
Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme.
Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas en el trabajo.
No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse.
Si las exigencias de mis superiores son desproporcionadas hablaré con ellos clara y serenamente.

Me doy permiso para no hundirme las espaldas con cargas ajenas

Me doy permiso para dejar que se desvanezcan los miedos que me infundieron mis padres y las personas que me educaron. El mundo no es sólo
hostilidad, engaño o agresión: hay también mucha belleza y alegría inexplorada.

Decido abandonar los miedos conocidos y me arriesgo a explorar las aventuras por conocer.
Más vale lo bueno que ya he ido conociendo y lo mejor que aún está por conocer. Voy a explorar sin angustia.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente.
No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente.
Me permito rechazar las ideas que me inculcaron en la infancia intentando que me amoldara a los esquemas ajenos, intentando obligarme a ser
perfecto: un hombre sin fisuras, rígidamente irreprochable. Es decir: inhumano.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme
culpable.

No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros.

Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración.

Me afirmo como una persona no adicta a la angustia.

Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior.

Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender.

Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia.

Empiezo por reconocer mis valores, Y el resto vendrá solo. No espero de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo.

Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo.

Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra.

Me doy permiso para ser inmune a los elogios o alabanzas desmesurados: las personas que se exceden en consideración resultan abrumadoras. Y dan tanto porque quieren recibir mucho más a cambio.

Prefiero las relaciones menos densas.

Me permito un vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. No entro en su juego.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico.

No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que
me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es
sencillo y liberador acostumbrarse a decir “no”.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Elijo lo que me da salud y vitalidad.

Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de
despreciar las elecciones de otros.

No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo “normal” y lo “anormal” en mis estados emocionales lo establezco yo. 



DE JOAQUÍN ARGENTE

8 de abril de 2012

BORDANDO TU VIDA (Reflexión)


Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba a sus pies y la observaba mientras ella bordaba.

Al observar lo que hacía, desde una posición más baja, siempre le decía que lo que estaba haciendo me parecía muy raro y complicado. Ella me sonreía, me miraba y gentilmente me decía: "Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición".

Yo no entendía por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados, pero unos minutos más tarde mi mamá me llamaba y me decía: "Hijo, ven y siéntate en mi regazo."

Al hacerlo, yo me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo no se veía nada, todo era confuso. Entonces mi madre me decía: "Lo ves, hijo mío, desde abajo todo lo veías confuso y desordenado y no te dabas cuenta de que arriba había un orden y un diseño”.Cuando lo miras desde mi posición, sabes lo que estoy haciendo.

MORALEJA: Cuando estamos deprimidos a veces no vemos lo bonita que puede ser la vida y que todo pasa por algo, pero si hacemos el esfuerzo por ver más allá descubriremos que en ella hay muchas cosas que nos estamos perdiendo.

6 de abril de 2012

ESCUCHANDO (Reflexión)


Hoy me senté con ella durante dos horas seguidas. Ella lloraba y no paraba de hablar.

Yo solamente escuchaba y asentía con la cabeza. Al final la abracé y, por un tiempo, simplemente permanecimos en silencio. No le dije una sola palabra.

Esta noche, justo después de la cena, se presentó en mi cuarto y me dijo "Gracias. Ni siquiera recuerdo lo que me dijiste antes, pero me siento como si me hubieran dado el mejor consejo de mi vida".

ANÓNIMO

4 de abril de 2012

¿QUIÉN MATÓ AL AMOR? (Reflexión)


Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.

Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".

Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si, quién seria tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos.

¡Quiero que maten al Amor¡ dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenia ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia el amor la superaba y salía adelante".

Fue cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviare la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder, eso nunca lo ignorara".

Y empezó la Ambición el ataque hacia su victima, quién efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas, situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.

Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el odio siguió en su lucha enviando a sus mas hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.

El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".

De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo mataré al Amor" dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo "ve y hazlo".

Tan solo había pasado algún tiempo cuando el odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.

Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: "Ahí les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó.

¡Espera! dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quien eres?. El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:

SOY LA RUTINA.


DESCONOCIDO

2 de abril de 2012

Tengamos en cuenta

  • Respétate a ti mismo,
  • Respeta a los demás, y 
  • Responsabilízate de tus acciones.
  • Recuerda que, a veces, no conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte.
  • Aprende las reglas para que sepas incumplirlas cuando conviene.
  • No permitas que una pequeña discusión empañe una gran relación.
  • Cuando te des cuenta de que has cometido un error, toma inmediatamente las medidas necesarias para corregirlo.
  • Pasa algún tiempo solo(a) todos los días.
  • Abre tus brazos al cambio, pero no abandones tus valores.
  • Recuerda que, a veces, el silencio es la mejor respuesta.
  • Vive una buena vida honrada. Después, cuando seas mayor y mires hacia atrás, serás capaz de disfrutarla de nuevo.
  • Un entorno de amor en tu hogar es la base de tu vida.
  • Cuando no estés de acuerdo con tus seres queridos, preocúpate únicamente por la situación actual. No hagas referencias a anteriores disputas.
  • Una vez al año, acude a un lugar al que nunca hayas ido antes.
  • Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor mutuo es mayor que la necesidad mutua.
  • Juzga tu éxito en función de aquello a lo que has renunciado para conseguirlo.
  • Ama y cocina con absoluto derroche.