21 de diciembre de 2013

15 de diciembre de 2013

Retazos precursores de la Navidad

En las reuniones:
"Los tóxicos arruinan las navidades. En realidad, los tóxicos arruinan cualquier celebración o cualquier época de vacaciones. Porque un narcisista necesita desesperadamente dos cosas: controlar a los demás y focalizar su atención. Y hará lo que sea para conseguirlo, incluyendo, por supuesto, dinamitar la paz navideña. Los tóxicos se ponen muy nerviosos en Navidades porque necesitan controlar a un grupo de personas y saben o sospechan que en ese grupo hay alguien a quien no conseguirán controlar del todo. O alguien – oh, horror – que puede ser más interesante que ellos, que puede atraer más la atención. Así pues, se ponen a buscar atención como locos. Emborrachándose, gritando, quejándose, provocando…. El tóxico se enfadará mucho si no recibe el regalo que esperaba, o si cree que el regalo que él o ella ofrece no es suficientemente valorado. O si piensa que alguien no valora su cocina, o su trabajo."
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Has visto reflejado a alguno de tus familiares?

¿Sí?

Recuerda que el mensaje que desde el cielo se enviaba a la tierra en la noche del nacimiento de Jesús era “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” ( Lucas 2:14) Desde el cielo, Dios enviaba a los hombres un mensaje de reconciliación, no de hostilidad. Se lo enviaba envuelto en pañales. Se enviaba a sí mismo.

Pero treinta años más tarde, Jesucristo anunciaba:

«No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.”

Bueno, parece que el mismo Jesucristo anticipaba lo que iba a suceder en tantas y tantas cena de Navidad

Está claro que el primer mensaje, el del evangelio de San Lucas, hablaba de paz y reconciliación entre Dios y la Humanidad. Nada se dijo sobre que Cristo vaya a traer paz entre los hombres. El propio Jesús lo deja muy claro: “enemigos de cada cual serán los que conviven con él”. Y conste que lo de “Honrarás a tu padre y a tu madre” no lo dijo Jesús. Y que la frase, así, tal cual, ni siquiera aparece en la Biblia, solo en el catecismo.

Cualquiera que haya vivido en el seno de una familia narcisista sabe lo que es tener el enemigo en casa. Sabe que existe uno, o varios, miembros de la familia que te declararán la guerra abierta si no capitulas ante sus mentiras, sus delirios de grandeza, sus exigencias desmedidas, sus chantajes emocionales, sus críticas acerbas, sus insultos. Sí, dicen que te aman. Que son tu familia. Pero ya que estamos con la Biblia, no olvidemos que en el Apocalipsis se habla de aquellos que “aman y mienten”

La paz que Dios vino a traerte, si crees en El, está entre Dios y tú. No se refiere a otra paz. Si no crees en Dios, entonces no tienes por qué celebrar la Navidad, pero en cualquier caso, la paz debe estar contigo mismo o contigo misma, y con tu idea de cualquiera que sea el Poder Superior en el que confíes, al que te entregues, sea el Destino, el Karma, o tu fuerza interior.

Esa paz que el niño Jesús vino a traer y que se supone que se celebra se entiende que es una paz que Dios te ofrece y que implica por tanto que tú jamás debes ser maltratado/a, insultado/a, chantajeado/a, herido/a por nadie. Tampoco por tu familia, por muchos lazos de sangre que haya. Ningún mandamiento divino ni humano exige que sacrifiques tu bienestar interior en aras de una presunta paz familiar, ni en el día de Nochebuena ni en ningún otro. Sacrificar la integridad en aras de la paz al final no trae paz ninguna, como creo que ha quedado demostrado en tantas historias navideñas como me han llegado. Me parece que en realidad sería un pacto con el diablo.

Así que haz caso omiso a todos los que te digan, empezando por tu propia familia, que en fechas navideñas hay que cenar con la familia sí o sí y que si no lo haces no eres buena persona. No vayas a cenar si no lo crees conveniente y si finalmente decides ir, recuerda. Tú no puedes cambiarles a ellos, pero te puedes cambiar a ti. Puedes cambiar tu percepción,

Ellos no van a cambiar.

Pero tú puedes cambiar tu forma de relacionarte con ellos.

Puedes limitar el contacto y las llamadas. Puedes crear un escudo psíquico

Para crear un escudo psíquico recurre al uso de la visualización. Imagina a tu alrededor una figura ovalada o esférica de un color que te tranquilice

Es decir, rodéate de una armadura, un espacio mental de seguridad.

Después repítete como un mantra : “Toda energía negativa que se acerca a este campo es inmediatamente transmutada en alegría”. Durante el día debes visualizar el escudo y repetirte el mantra cada vez que tenas oportunidad. Después, cada vez que tengas contacto con un familiar tóxico, simplemente visualiza el escudo. Escucha lo que te dicen, pero no te lo creas. No lo integres en tu sistema, no dejes que te afecte. Sé que suena duro al principio, pero es bastante fácil de ejercitar con práctica.

Lo que ellos digan deja de tener poder sobre ti.

​También debes aprender a poner límites. No cedas a chantajes absurdos, no permitas que te manipulen, insulten, ridiculicen, degraden, controlen, sobreprotejan, traten como a un menor de edad o griten. Cuando eso suceda, di simplemente: "No voy a tolerar esto porque soy adulto", y vete.. El odio es un vínculo tóxico y adictivo. Es más bien ejercitarte en la indiferencia zen. Que no te afecte. Ver todo con calma y desapasionamiento. Saber mantener una distancia de seguridad.

Probablemente cuando empieces a distanciarte, se redoblen los ataques, en un intento desesperado por hacerte reaccionar, pero con el tiempo cesarán. Nadie ataca cien veces a una fortaleza que sabe invulnerable. Y dos no pelean si uno no quiere.

Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla, decía Sun Tzu,

Y decía más: "Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla".

Pon límites. No permitas la manipulación, la intrusión, el chantaje sentmantal, lasamenazas, las lágrimas, las culpabilizaciones.

Cuando sucedan, anuncia simplemente: Soy un adulto, no permito esto, y sigue a lo tuyo.

Recuerda que la victoria máxima consiste en vencer al enemigo sin presentar batalla.

Establecer límites y reclamar respeto no es ser un mal hijo o hija, es comportarse como un adulto consciente y seguro.

Si te mantienes firme en tu postura, poco a poco los ataques cesarán.

Repito: Nadie ataca a una fortaleza que sabe invulnerable.


Las navidades y las relaciones tóxicas. Lucía Etxebarria

28 de noviembre de 2013

21 de noviembre de 2013

30 de octubre de 2013

Pipas(corto)

Ganador de los premios al mejor Guión y a la mejor dirección en la XI Edición del Notodofilmfest
Protagonizado por Marta Martín y Saida Benzal
Guión y Dirección Manuela Moreno
Foto: Jon Corcuera
Productora: MOMENTO

28 de octubre de 2013

19 de octubre de 2013

Concepto de Amistad

Yo entiendo la amistad 
como el querer a una persona
sin importar lo que ocurra
sin mirar cosa alguna.

Y no importa la distancia
ni el tiempo que transcurra,
si la amistad es verdadera
el vínculo perdura.

Yo no entiendo el porqué,
si en dos meses no te juntas,
esos amigos piensen
que pareces despreocupada,
sin pensar que te sucede,
sin preguntar que te pasa,
sin pensar que a lo mejor,
necesitas la distancia,
para ordenar tu vida,
recomponer tu alma,
y volver con fuerza
y energías renovadas.

Yo entiendo la amistad
debe ser de manera rara,
pues respeto esos tiempos,
pues no invado las distancias,
y mis amigos saben
que el día que ellos vuelvan
allí estaré encantada.

Más tengo la inmensa suerte
de contar con ese tipo de amigos
que comparte ese concepto
y seguimos muy unidos.

Pero la vida también me ha puesto
de los otros en el camino
y cuando no he seguido el ritmo
y me he apartado un poquito
no han sabido entender
la necesidad del impás
y al regreso he encontrado
simplemente soledad.

Mari Sole  (Escrito en 2011, modificado y editado en 2013)




Dedicado a mi amigas y amigos que siguen aún a mi lado con la  guerra que les estoy dando y pido perdón a aquellos con los que no supe estar a la altura.





10 de octubre de 2013

UN CORAZÓN QUE ESCUCHE

Hace unos días leí una pequeña historia que hablaba de la importancia, a veces, de estar junto a una persona que sufre algún dolor, solo con el corazón…

Un médico psicólogo atendía una consulta en un hospital… sus
pacientes eran adolescentes… Cierto día le derivaron un joven de 14 años que desde hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato… Cuando era muy pequeño, su padre murió… Vivió con su madre y abuelo hasta hacía un año… a los 13 muere su abuelo, y tres meses después muere su madre en un accidente…

Solo llegaba al consultorio y se sentaba mirando las paredes….sin hablar… Estaba pálido y nervioso…

Este médico no podía hacerlo hablar… comprendió que el dolor del muchacho era tan grande que le impedía expresarse…y él… por más que le dijera algo, tampoco serviría de mucho. Optó por sentarse y observarlo en silencio….acompañando su dolor….

Después de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso una mano en el hombro: “Ven la semana próxima si gustas….duele, ¿verdad?…” el muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada… solo lo miró y se fue…

Cuando volvió a la semana siguiente el doctor lo esperaba con un juego de ajedrez. Así pasaron varios meses…sin hablar….pero el notaba que David ya no parecía nervioso… y su palidez…había desaparecido… Un día, mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho quien estudiaba inclinado hacia el tablero, pensaba en lo poco que sabemos del misterio del proceso de curación…

De pronto….David alzó la vista y lo miró: “Le toca – le dijo”

Ese día empezó a hablar… hizo amigos en la escuela, ingreso a un equipo de ciclismo… Y comenzó una nueva vida… su vida.

Posiblemente el medico le dio algo… pero también aprendió mucho de él… Aprendió que el tiempo hace posible lo que parece dolorosamente insuperable. Aprendió a estar presente cuando alguien nos necesita… a comunicarnos sin palabras. Basta un abrazo, un hombro para llorar, una caricia… un corazón que escuche.

DESCONOCIDO
Ilustración de: Soledad Voulgaris

El hombre y la mujer (o viceversa)


29 de septiembre de 2013

Ella

Ella...
Amor, odio, alegría, tristeza. Una composición, muchos sentimientos. Dejarse la voz, alzar las manos, mover el cuerpo. Acompañante de aventuras, de amo, de diversión, incluso de la muerte. Ella te levanta, te anima, te ayuda a ser más fuerte; aunque a veces te intenta hundir, creyendo que es lo que necesitas antes de abrir los ojos con más claros, sin nubes de por medio. Una vida sin ella lo compararías con cinco minutos sin respiración; es la marca de la cocaína que te gusta esnifar, es tu vida. Naciste y, a los pocos días, ya sabías de su existencia; quizá, cuando abandones este mundo, ella será la última que te haya hablado. No, no te equivoques, no es persona, es Ella. Ella, quien viaja por el viento y hace que los árboles se muevan en armonía; ella, que puede vestir y hablar de muchas maneras, sin tener nada claro; ella, quien te acompaña en tus viajes y en tu soledad; quien nunca falla, quien hace presencia hasta en tu boda. Ella, a quien muchos de los grandes han hecho mítica; ella, quien tiene lugar en cualquier parte, incluso tu mente.

¿Sigues sin saber quién es Ella?
Ella, simplemente, se llama...
Música.

Escrito por mi hija

30 de julio de 2013

EL REY Y SUS CUATRO ESPOSAS

Había una vez un rey que tenía cuatro esposas.

Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor.

También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.

También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.

La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca.

Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, él apenas se fijaba en ella.

Un día, el rey enfermó y se dió cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló:
- “Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo”.

Así que le preguntó a su cuarta esposa: “Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?

- ¡Ni pensarlo! Contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir más palabras.

Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa: Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?

- ¡No! Contestó su tercera esposa. ¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras, pienso volverme a casar!”

Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.

Entonces preguntó a su segunda esposa: “Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?

- “¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!”. Contestó la segunda esposa. “Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte”.

Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.

Entonces escuchó una voz:
- “Me iré contigo y te seguiré dondequiera tu vayas”.

El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Sé veía tan delgaducha, sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo:

- ¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!

En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos.

Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros.

Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.

Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará dondequiera que vayamos. ¡Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora!

Es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo.
¡Hazla brillar!

DESCONOCIDO

4 de junio de 2013

La leyenda del espantapájaros


Cuestión de actitud

Pixar corto (La Cigüeña y la nube) Titulo Original : Un Dia Nublado


26 de abril de 2013

El sol y el viento


El sol y el viento discutían para ver quién era el más fuerte.
El viento bravucón decía ¿Ves aquel anciano envuelto en una capa?

Te apuesto a que le quitare la capa más rápido que tu.
El sol se oculto tras una nube y el viento comenzó a soplar cada vez con más fuerza, hasta convertirse casi en un huracán, pero cuanto más soplaba con más fuerza se agarraba el anciano a su capa.
Por fin el viento se calmó y se dio por vencido.

Entonces el sol que permanecía detrás de la nube, se asomó con una cálida sonrisa reconfortando al anciano, y no pasó mucho tiempo hasta que el anciano acalorado por la continua caricia del sol se quitó la capa.
El sol demostró así al viento, que la suavidad y la ternura del amor de los abrazos son más poderosos que la furia y la fuerza.

L. TOLSTOI

16 de abril de 2013

Cuando sepas de mí

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.

Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos... nah.

A lo que iba.

Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.

Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.

Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.

Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.

Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.

Haz ver que me olvidas.

Y me acabarás olvidando.

De verdad.

Risto Mejide (Publicista)

2 de marzo de 2013

¿Y si cambiase yo...?

¿Y si cambiase yo…? ¿Y si fuese distinto

el modo en que contemplo las cosas que hay aquí…?

¿Y si hiciera a un costado mi propio laberinto,

y me desprogramara de lo que llevo en mí…?


¿Y si resulta cierto que fabrico mi mundo…?

¿Y si soy el que plasma mi propia realidad,

cuál hábil artesano, que segundo a segundo,

modela su desdicha…y su felicidad…?


¿Y si a lo que me pasa, tan sólo lo imagino…?

¿Y si yo soy el preso…y a la vez la prisión…?

¿Y si acaso las piedras que encuentro en mi camino

son nada más que el fruto de mi propia visión…?


¿Y si a quienes detesto, los viese diferente,

como actores de paso cumpliendo con un rol…?

¿Y si es que sus “defectos” sólo están en mi mente,

espejismos que invento mientras voy bajo el sol…?


¿Y si andando mi senda, jamás he comprendido

que siempre he sido un mago -chapucero…o genial-,

y que soy el que crea todo lo que he vivido…,

porque la vida es sólo un estado mental…?


¿Y si fuese a la vez, en mi propia película,

actor y cameraman, guionista y director…?

¿Y si es que está en mis manos producirla ridícula…,

o filmar la más bella película de amor…?


(Cuando lo de “allí afuera” te resulte tedioso…,

cuando no halles razones a lo que te pasó…,

cuando vivir, se te vuelva penoso…,

pregúntate a ti mismo: “¿y si cambiase yo?”.)


(Jorge Oyhanarte)


http://www.hacerlaspaces.com

¿QUÉ ES EL FRACASO?

Fracaso no significa que somos unos fracasados.
Significa que todavía no hemos tenido buen éxito

Fracaso no significa que no hemos logrado nada.
Significa que hemos aprendido algo

Fracaso no significa que hemos actuado como necios.
Significa que hemos tenido mucha fé

Fracaso no significa que hemos sufrido el descrédito.
Significa que estuvimos dispuestos a probar

Fracaso no significa falta de capacidad.
Significa que debemos hacer las cosas de distintas manera

Fracaso no significa que somos inferiores.
Significa que no somos perfectos

Fracaso no significa que hemos perdido nuestra vida.
Significa que tenemos buenas razones para empezar de nuevo

Fracaso no significa que debemos echarnos atrás.
Significa que tenemos que luchar con mayor ahínco

Fracaso no significa que jamás lograremos nuestras metas
Significa que tardaremos un poco más en alcanzarlas

DESCONOCIDO


28 de febrero de 2013

El vaso de agua

Una psicóloga en una sesión de gestión de estrés levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la pregunta:
¿Está medio lleno o medio vacío?
                                                                                             
Sin embargo, ella preguntó
¿Cuánto pesa este vaso?

Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.

Pero la psicóloga respondió: "El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del brazo no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve.

Y continuó: " El estrés y las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.

Es importante acordarse de dejar las tensiones tan pronto como puedas, al llegar a casa suelta todas tus cargas. No las acarrees días y días. Acuérdate de soltar el vaso!

(Fuente: www.universonature.com)

19 de febrero de 2013

La historia de Juul

Juul tenía rizos, rizos rojos como hilos de cobre, eso gritaban todos: ¡hilos de cobre! ¡tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja! Un día Juul cogió unas tijeras y rizo a rizo se los cortó.

Juul tenía la cabeza pelada y todos le decían: ¡bola de billar! ¡cara de huevo! Por eso se puso un gorro.

Al no tener pelo, el gorro le caía encima de las orejas y éstas se le salían un poco, '¡orejas de soplillo! ¡Dumbo! ¡echa a volar!', le llamaban ahora.

 Eso le hubiese gustado a Juul, volar muy lejos de allí. De dos rabiosos tirones Juul se arrancó las orejas. Como no tenía orejas el gorro le caía encima de los ojos impidiéndole ver, y empezó a chocarse contra las paredes, contra los otros chicos, contra las sillas, Juul veía las estrellas y empezó a bizquear. Entonces los niños empezaron a llamarle: ¡bizco! ¡Cegatón! ¡Juul es un cegatón!

 Juul cerró fuertemente los ojos hasta que se le salieron de las órbitas, cayeron al suelo como dos canicas calientes, pero no botaron. Tenía tanto, pero tantísimo dolor, que apenas podía pronunciar una palabra, gemía, babeaba y balbuceaba mientras los otros le decían: ¡tartaja! ¡Baboso! ja, ja, ja ¡miren, Juul no sabe hablar! Juul metió su lengua en un enchufe de la luz, se quemó media boca y su lengua, desapareció.

El dolor era tan insoportable que Juul apenas podía caminar, las piernas se le torcían y le fallaban y los chicos le decían: ¡Juul el patizampo! ¡Juul piernas torcidas! Juul se fue al tren, puso las piernas sobre las vías, cuando éste pasó dejó un gran reguero rojo.

Alguien encontró a Juul, alguien lo sentó en una silla de ruedas, y mientras Juul empujaba y empujaba para escapar los niños seguían gritándole: ¡Juul el ruedas! ¡Juul el ruedas! cuando le alcanzaron, le mancharon de porquería las ruedas y ahí donde él tenía que agarrarse para escapar.

De la rabia que le dió metió sus manos en agua hirviendo, para tenerlas siempre limpias, pero estaba tan caliente, que se quemó; y le salieron ampollas y llagas que le supuraban. El médico las mandó amputar y los chicos le decían: ¡brazos de salchicha! ¡Desgraciado! Juul se hizo llevar al zoo, a la jaula de los leones,metió los brazos por los barrotes y un león se los comió.

Juul sólo era cabeza y torso y los niños decían: ¡qué pena de torso! ¡si no lo tuviese podríamos jugar al fútbol con su cabeza! Así que entre todos tiraron y tiraron hasta que le separaron la cabeza del tronco. Pero resultó que la cabeza, aunque se podía chutar, no botaba bien; y los niños, cansados, dejaron a Juul abandonado en la zona de penalti.

Alguien pasó por allí, lo recogió, le dió de comer, lo mimó, le pusó un lápiz en la boca, le ofreció un papel y le preguntó: -¿pero qué te ha pasado? A lo que Juul contestó:
Yo tenía rizos rojos, como hilo de cobre
Eso me gritaban todos: ¡hilos de cobre!
¡Tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja!
Por eso rizo a rizo, me los corté...
                                                                           
Título: Juul
Autor: Gregie de Maeyer