4 de octubre de 2011

Jamás abandones a los amigos


Un hombre, un caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayo un rayo y los tres murieron fulminados.



Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales.

La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entablo con él, el siguiente dialogo:
-Buenos días.
-Buenos días- Respondió el guardián.
-¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
-Esto es el cielo
-¡Qué bien que hayamos llegado al cielo, porque estamos sedientos!
-Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. 


Y el guardián señalo la fuente.

-Pero mi caballo y mi perro también tienen sed...
-Lo siento mucho-dijo el guardián-pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levanto con gran disgusto, puesto que tenia muchísima sed pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.
A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
-Buenos días-dijo el caminante
-El caminante respondió con un gesto de la cabeza.
-Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
-Hay una fuente entre aquellas rocas-dijo el hombre, indicando el lugar- Podéis beber tanta agua como queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
-Podéis volver siempre que queráis-le respondió este
-A propósito ¿Cómo se llama este lugar?-pregunto el hombre.
-CIELO
-¿El cielo? pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el cielo
-Aquello no era el cielo, era el infierno-contestó el guardián.
El caminante quedo perplejo.
-Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre esta información falsa debe provocar grandes confusiones- advirtió el caminante.
-De ninguna manera-increpó el hombre- en realidad nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...

Jamás abandones a tus verdaderos amigos aunque eso te produzca inconvenientes
personales. Si ellos han estado dándote su amistad y compañía has contraído una deuda:
"NO ABANDONARLOS NUNCA"

Hacer un amigo es una gracia, tener un amigo es un don, conservar un amigo es una virtud, SER TU AMIGO ES UN HONOR.

No hay comentarios: