26 de junio de 2011

La gratitud

La gratitud, ¿sabes como enseñársela a tus hijos?
Diez cosas que puedes hacer para para enseñar la gratitud a tus hijos


Sé agradecido y dale ejemplo. ¿Cómo va a aprender si no se lo enseñas tú? ¿Esperas a que lo aprenda en la televisión o con los amigos? Quizás sea un buen momento para pensar cómo demuestras tu agradecimiento en casa.
Comienza a educar en la gratitud cuando son pequeños y capaces de agradecer con alegría y espontaneidad. El ánfora guarda siempre el aroma del primer vino que guardó. Horacio

Enséñale a ser agradecido, no solo con palabras, sino también con detalles, con gestos, con sonrisas, con abrazos, con sorpresas, con su tiempo. Cuando la gratitud es tan absoluta las palabras sobran. Álvaro Mutis


Enseña a tu hijo a agradecer sin esperar nada a cambio; tan solo por el placer de sentirse bien. El acto de agradecer es gratuito; no deberíamos estropearlo esperando algo a cambio.
Enséñale a ser agradecido consigo mismo, con su esfuerzo, con la superación de sus propios desafíos. Elige cada día con él un objetivo pequeño a cumplir para que, al conseguirlo, pueda darse así mismo las gracias por haberlo hecho: ayudar a poner la mesa, sonreír al entrar y salir de casa, colocar bien la mochila en lugar de tirarla al suelo. Ningún hombre digno pedirá que se le agradezca aquello que nada le cuesta. Terencio

Gratitud y humildad van cogidos de la mano. Cuando le enseñes a agradecer, no te olvides de enseñarle a ser humilde. La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes.José Martí

Enséñale a agradecer, no solo las veces que alguien nos ayuda o nos regala algo, sino también por recibir las bendiciones de la vida: unos padres que le quieren, el alimento de cada día, un hermano con quién jugar, una cama limpia, las estrellas, la amistad, la lluvia, el sol, etc. Está bien agradecer los regalos que recibe en su cumpleaños pero no hay que conformarse con eso. Aunque a él le parezca normal, no todos pueden ver el mar, oler las flores o ir al médico cuando están enfermos.
Formula un enunciado familiar que guie vuestro comportamiento: En esta familia nos abrazamos muuuuy fuerte cada vez que recibimos ayuda de los demás.

Enséñale a gradecer también los problemas que se encuentre en la vida porque éstos le ayudarán a mejorar: Dale las gracias a Jaime porque, aunque te ha quitado tus lápices, te ha enseñado lo mal que se sienten los otros niños cuando tú les quitas también sus lápices. Desarrollará una potente resistencia a la frustración.

Para educar la gratitud, necesitamos ser constantes y evitar cometer algunos errores que son bastante frecuentes. Veamos algunos de ellos:

  • Restar importancia al sentimiento de gratitud cuando nuestros hijos son pequeños. Solemos decir si total, nadie da las gracias por nada, ¿para qué se lo voy a enseñar?. A medida que crecen y llegan a la temida adolescencia decimos: ¡que desagradecidos son estos jóvenes de hoy en día!. Entonces es cuando deberíamos preguntarnos con toda sinceridad: ¿qué he hecho yo para que esto sea así?
  • En ocasiones, tampoco sabemos aceptar el agradecimiento de nuestros hijos y les contestamos .no es nada. o .no es necesario que me lo agradezcas. . Al contrario, debemos estimularlo y decirle: .Muchas gracias a ti, hijo; significa mucho para mí que estés agradecido. .
  • No siempre educamos dando ejemplo ya que en ocasiones tampoco agradecemos a nuestros hijos lo que hacen por nosotros.

Recuerda esta máxima hebrea a la hora de educar a tu hijo en la gratitud: .El que da no debe volver a acordarse, pero el que recibe nunca debe olvidar.

Enséñale la importancia, no solo de ser agradecidos, sino también de devolver los favores que recibimos. Para ello, léele la siguiente fábula de Esopo, La paloma y la hormiga.

Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial; arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga y la salvó.
Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Lo vio la hormiga y lo picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo.



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