¡ Calma, Dios mío, más calma!
Señor, ¡Dadme más paciencia!
Tú que amabas a los niños,
Ayúdame a se maestra.
Dame, Señor, tu dulzura
Dame, Señor, tu paciencia;
Dame tu amor infinito,
Dame todo a manos llenas.
Sella muy pronto mis labios
Destruye en mi la fiereza;
Que tu imagen, Jesús mío,
En ellas tan solo vea.
Que les hables con amor,
Que les mire con terneza,
Que sea ante todo madre,
Para ser buena Maestra.
María González Llovet
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